La bebé nació prematura por cesárea el 2 de abril. Su madre ingresó al hospital con problemas respiratorios.
Su estado de salud se agravó y tuvo que ser sometida a una cesárea, debido a la complicación respiratoria que mantenía.
La bebé nació con 29 semanas y pesando 1.390 gramos, cuando el término de una gestación es de 40 semanas.
Al ser prematura, la neonato fue colocada en aislamiento en una cuna térmica, recibió ventilación artificial y empezó a ser alimentada con fórmula (leche artificial).
La madre fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, donde fue intubada con ayuda mecánica para respirar. Su estado es crítico.
Las pruebas de COVID -19 se aplicaron a la madre y a la bebé, los resultados indicaron que en la primera prueba la pequeña dio negativo y se le realizó una segunda prueba para confirmar, que se encuentra a la espera, mientras que la progenitora continúa identificada como caso “sospechoso” y también se espera por sus resultados.
Desde que nació la pequeña tuvo la ayuda de un respirador, el hospital indicó que se mantuvo con la ventilación mecánica, ahora recibe oxígeno por medio de una cánula nasal y se espera que su peso suba a 1.900 gramos.
“Al inicio la bebé también estuvo bajo ventilación por cuatro días, luego de ello fue extubada”, señaló Leonela Toala, coordinadora de Neonatología del hospital.
La alimentación que recibe la bebé se mantendrá mediante fórmula (leche artificial) debido a que a la madre, por su situación crítica, se le suministra medicamentos categoría C, es decir que no son aptos durante la gestación y lactancia.
La coordinadora también indicó que la bebé se mantendrá en aislamiento hasta que se conozcan los resultados de la segunda prueba y se identifique si la madre es positivo o no al virus.