Este lunes fueron encontrados los cuerpos de Jacqueline Nava, sus dos pequeñas hijas y del padre de las pequeñas, quien las mató y luego se suicidó en la misma casa donde vivieron por cuatro años en México, según información de revista Vistazo.
Jacqueline, de 20 años, le mandó un mensaje a su padre para avisarle que iría a ver a sus hijas a la casa de su excónyuge, de quien se separó en octubre pasado debido a los maltratos que recibía. Había vivido en esa casa por cuatro años cuando se fue a vivir con Pedro Rivera, quien actualmente tenía 34 años y era soldador.
La semana pasada, Pedro retuvo durante una semana a las niñas en su casa. Jacky, como le decían de cariño, acudió con la esperanza de que se las dejara llevar, ya que ella tenía la custodia. La joven buscaba rehacer su vida. Su plan era regresar a estudiar y cuidar de las pequeñas Brenda Yared de cuatro años y de Sofia Aideé de un año y medio.
Durante la madrugada se escucharon gritos pero los vecinos no intervinieron, estaban acostumbrados a los pleitos provenientes de aquella vivienda. El sujeto primero mató a Jacqueline, después la descuartizó con una especie de sierra. Posteriormente, envenenó a sus pequeñas para luego cortarse el cuello con el mismo aparato con el que mató a Jacqueline.
Luego de tratar de llamarlos, buscarlos y no hallar respuesta, los familiares acudieron a casa de Pedro y encontraron la terrible escena. Los cuatro cuerpos estaban en el departamento donde Pedro dejó una carta póstuma, pidiendo que los velarán y los enterraran juntos porque “amaba a su familia”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 6 de cada 10 mujeres mexicanas han enfrentado algún incidente violento durante su vida y refiere que el feminicidio es sólo la representación más extrema de ésta violencia.