Radio Macarena

“Llegamos a La Concordia cuando solo habían bananeras”

Un banco del parque central de La Concordia es el punto de encuentro, de casi todas la mañanas, para Enrique Erazo y Teófilo Chuez, ambos rondan los 80 años y cerca de seis décadas han vivido en el cantón.

Ellos ven pasar a las personas y vehículos por la avenida Simón Plata Torres y al recordad a La Concordia de antaño, sacan de su memoria colectiva sus relatos cuando llegaron desde Imbabura y Manabí.

Enrique tiene parkinson y deficiencia auditiva, para mantener una conversación es necesario acercarse a su oído para que pueda responder. “Háblele cerquita, que ya casi no oye” indica Teófilo, mientras sostiene su bastón. Estos dos hombres son de las pocas personas que todavía pueden narrar como era La Concordia en la época de su fundación.

Ambos fueron agricultores que llegaron, hace 50 años, porque les indicaron que se necesitaban jornaleros para las haciendas bananeras, que enviaban camiones llenos de banano hacia el puerto de Guayaquil. Esos viajes duraban días debido a las condiciones de las carreteras.

“Un amigo de Quevedo me dijo que necesitaban gente por acá y me vine”, indica Teófilo, un manabita oriundo de Jipijapa, que se aventuró a vivir en una tierra nueva donde no conocía a nadie, le pagaban 10 sucres diarios y gastaba 5 sucres en alimentación. “Me quedadan 5 sucres, pero apilando (reuniendo) cabezas de banano me daban un sucre por cada una y aveces apilaba unas 50”.

Esos cálculos y cobros de dinero por su labor de jornalero le permitieron radicarse en La Concordia, tuvo su esposa y a su hijos y ahora indica que morirá en esta tierra.

Enrique, llegó desde Tumbabiro (una parroquia del cantón Urcuquí que pertenece a Imbabura), se adaptó de inmediato al calor y a la humedad de La Concordia, rasgando sus ojos y conectándolos con su memoria, recuerda que la primera escuela que hubo en el poblado estaba donde ahora es el parque. “Los hijos de los jornaleros y hacendados venía a estudiar aquí”.

Estas dos historias son parte de los primeros años de fundación de La Concordia, varios colonos han fallecido y la transmisión oral de sus historias han quedado con su familia.

Tanto Enrique como Teófilo se muestran contentos de ver la transformación que tuvo su segunda tierra, ambos festejan los 60 años de fundación y no descartan seguir yendo, todos los días, al banco del parque Central donde pueden continuar recordando como se formó el cantón.