La pandemia azota ahora a Tungurahua, Santo Domingo y Pichincha. Ahí, las muertes se han incrementado sostenidamente desde que inició la emergencia sanitaria y ahora son las provincias con la mayor tasa de mortalidad del país.
Las estadísticas del Registro Civil muestran que, en la última semana de junio, en Tungurahua fallecieron 120 personas. En una provincia con una población de casi 591 000, eso significa que hubo 20 muertos por cada 100 mil habitantes, solo en esa semana.
La cifra es preocupante. Los Ríos, donde se detectó el primer caso de coronavirus del país, tuvo 21 muertos por cada 100 mil habitantes en su semana más trágica durante la pandemia, la tercera de abril.
La situación de Santo Domingo no es distante. Registró 19 defunciones por cada 100 mil habitantes la última semana de junio; mientras que Pichincha, 15. Estas cifras pueden incrementarse en los próximos días, pues hay muertes que se inscriben con semanas de retraso.
Los datos del Registro Civil recogen los fallecimientos por todo tipo de causa, no solo por COVID-19. Incluyen, por ejemplo, a personas con enfermedades crónicas que no pudieron ser atendidos por el colapso de los hospitales. Mientras que la cifra oficial de muertes provocadas por el coronavirus alcanzó este viernes los 4 983 confirmados y 3 289 probables.
Los hospitales están al tope en Tungurahua, Santo Domingo y Pichincha. El epidemiólogo Daniel Simancas señala que las tres provincias están experimentando un incremento paulatino de la curva y que no hay evidencia de un aplanamiento. Estima que es improbable que ahí se repita lo que vivió Guayaquil, pues se han tomado medidas que en esa ciudad demoraron en ser aplicadas.
Lo que queda ahora, añade el especialista, es procurar que no colapse la capacidad para atender a los enfermos. “Eso es lo que está provocando todas las semanas incremento en las muertes”, apunta.
Las estadísticas del Registro Civil muestran también que Ecuador aún está lejos de descender las defunciones a los niveles históricos normales. El lunes pasado se contabilizaron 23 310 muertes por encima del promedio de los dos años anteriores.
Solo durante la última semana de junio se contaron unos 550 fallecidos en exceso, una cantidad cercana al saldo que dejó el terremoto de 2016, según las cifras oficiales de esta catástrofe.
El levantamiento de cadáveres ha crecido en Quito. El 3 de julio se recogieron en domicilios y sitios públicos nueve fallecidos con síntomas de coronavirus, cuando el promedio diario ha sido de tres, de acuerdo con los registros de la Empresa Municipal de Gestión Integral de Residuos Sólidos.
El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional decidió esta semana que se envíen las ambulancias que sean necesarias a Quito.
La situación se repite en Santo Domingo. El epidemiólogo Alexis Pérez Lemus, asesor del COE de Santo Domingo, informó que las 25 unidades de cuidado intensivo (UCI) que hay en esa provincia han estado ocupadas al 100% en las últimas dos semanas. “Están colapsadas las UCI y no tenemos la cantidad de ventiladores que necesitamos”, manifestó.
Según Pérez, hasta ayer había 260 muertes por coronavirus, entre casos confirmados y probables. El 74% de esas personas murió en hospitalización y el 10%, en sus casas. La mayoría de estos fallecimientos, puntualizó, se dio en las últimas tres semanas.
Guillermo Bastidas, expresidente del Colegio de Médicos de Tungurahua, adviertió que los hospitales de esa provincia también están colapsados y que ya existe registro de personas fallecidas en sus casas y en las ambulancias.
“Hay subregistros, pacientes que fallecen con COVID y que se les pone dentro del registro de fallecimiento por paro cardiorespiratorio o cualquier otra patología”, manifestó.
La Prefectura de Tungurahua decidió cerrar sus instalaciones por quince días desde el jueves pasado, por el incremento de contagios entre sus trabajadores.
El COE de Ambato discutió esta semana la posibilidad de regresar a semáforo rojo, pero desistió poniendo algunas restricciones adicionales como la ampliación del horario de toque de queda, y la prohibición de venta de alcohol y aglomeraciones.
Fuente El Universo