En el barrio San Juan lamentan la muerte de Evelyn Iza Criollo de 18 años de edad. La joven se deprimió al no lograr alcanzar la puntuación del examen Ser Bachiller. Lo había intentado en dos ocasiones y no quiso probar una tercera vez. Se quitó la vida, informa Expreso.
Un ataúd blanco recoge sus restos en medio de la sala de la casa de los padres en la parroquia San Miguelito del cantón Píllaro, Tungurahua.
Su madre Zenaida Criollo está enojada con este sistema del Gobierno. Su hija quería ser Psicóloga y pese a ingresar a los cursos de nivelación y de estudiar día y noche, sostuvo que no logró la puntuación requerida. Obtuvo menos de 500. “Mi hija era muy aplicada en sus estudios, nunca me dio de qué hablar. No fue por vaga que no logró pasar, sino que las preguntas del examen final eran muy diferentes a las que estudió. Por eso no lo logró”, sostuvo la progenitora.
Evelyn era la tercera de cuatro hijos. Se graduó en junio del 2018 y sus ilusiones eran continuar sus estudios universitarios e incluso hacía planes sobre su futuro. Pero todo se truncó cuando vio los resultados.
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La madre la encontró muerta
Zenaida aún no puede creer que su hija repose dentro de un frío ataúd. Los vecinos del barrio llegaron a despedirla. La progenitora se llevó la ingrata sorpresa de encontrarla sin vida la madrugada del jueves 23 en la cocina de la casa.
Recordó que la noche antes conversaron, pero notaba a su hija deprimida. Le había contado que estaba triste por no haber obtenido la puntuación requerida en las dos ocasiones. Ella trató de darles ánimo, pero jamás se imaginó que esa depresión iba a quitársela para siempre.
Cuando se despertó para hacer el desayuno sus ojos visualizaron la imagen que ningún padre quisiera ver con sus hijos. La joven estaba atada del cuello con una soga. De inmediato avisó a los familiares para reanimarla, pero todo resultó imposible. Había muerto ahorcada.
La tía Marcia Criollo había hablado dos días antes y le había comentado que estaba triste porque ella hubiese querido que le tomaran del cuestionario que había estudiado. “Deberían evitar ese tipo de trampas porque los jóvenes se desaniman. Mi sobrina estaba triste porque había estudiado seis meses para obtener el cupo deseado y al final no resultó como esperaba”, dijo Marcia.